México
Me encuentro en la ciudad de Durango en estos momentos para cumplir el último deseo de mi madre a las ocho semanas de su fallecimiento. La urna que ven en la fotografía, llevan los restos de Martha Sánchez viuda de Muñoz.
El año era 1980, y yo tenía los 12 años de edad cuando mi madre y yo tomamos el bello tren que conectaba la ciudad de Durango con el pueblo de El Salto, Durango, el último pueblo de la sierra del estado cerca de la frontera con el estado de Sinaloa.
Mi madre en su juventud y niñez vivió en aquella sierra de Durango, entre Rio Chico, Llano Grande y El Salto antes de mudar a toda la familia a la ciudad capital del estado y eventualmente su emigración a los Estados Unidos.
En aquel verano del 1980, mientras viajábamos por la sierra, el tren se detuvo en un puente y mi madre al asomarse por la ventana reconoció el rio que fluya por debajo, me dijo, “estamos en Rio Chico.” En esos momentos el conductor pasó y le pregunto la localidad en donde nos encontrábamos y confirmo lo que mi madre había dicho.
Un suspiro salió de los pulmones de madre, “aquí viví los mejores años de mi niñez,” me dijo. Esto se me hizo extraño por que todos los comentarios que compartía conmigo de esa etapa eran tristes y llenos de dolor. Me comento que corría por las orillas del rio y que fue muy feliz en el tiempo que vivió en esa región. Pero nada me preparo para escuchar lo que salió de los labios de mi madre en ese momento.
“Hijo, cuando yo me muera quiero que traigas mis cenizas a este lugar,” apunto al rio, siendo que el puente estaba en las alturas. Era un niño de 12 años de edad y me impacto escuchar aquellas palabras, para empezar no sabia que los cuerpos se podían incinerar, yo pensaba que todo el mundo era sepultado.
29 años después de recibir la última instrucción de mi madre, sobre sus restos, ella sufrió una hemorragia cerebral en su hogar en la Ciudad Acuña, Coahuila, el cual paralizo mitad de su cuerpo y removió sus facultades de hablar y de comer. Su penúltimo deseo fue que si algún día quedara imposibilitada con cero calidades de vida, la dejáramos ir a los brazos de nuestro padre celestial.
Ese deseo, esa orden, no fue fácil de cumplir por que era la vida de mi madre, mas sin poder detener la hemorragia cerebral y después de dejar claro testimonio conmigo, mis hijas y sus vecinas que rehusaba ser entubada, mi madre falleció el 5 de mayo a las 12:30 a.m. en la ciudad de Del Rio, Texas.
http://chesscampeona.blogspot.com/2009/05/manteniendose-fiel-en-la-promesa-de.html,
A la media hora de su muerte, comenzó el proceso para cumplir su última voluntad – la cremación. Su cuerpo fue transportado a San Antonio, Texas para la cremación y sus restos transportados en la urna que ven en la foto a mi residencia en la Ciudad Acuña, Coahuila. A la semana de su fallecimiento, tuvimos un convivio en el patio del hogar de mi madre para que todos los vecinos pudieran despedirse de ella. Fue un convivio en donde todos platicamos recuerdos de ella. Vimos fotografías de su juventud y de casada, reímos al acordarnos todos de algunas cosas chistosas que hizo y la pasamos tal y como mi madre hubiera querido – en celebración de su vida.
Mas el proceso no había finalizado por que la urna con sus restos aun no habían hecho el viaje final a Rio Chico, Durango. Después de finalizar los bienes y propiedades de mi madre, me encuentro en estos momentos en el centro de negocios del Hotel Holiday Inn escribiendo este relato siendo las siete de la mañana. En unas dos horas, en compañía de uno de los hermanos de mi madre, el Sr. Guadalupe Sánchez, quien en una nota próxima compartiré una nota sobre el, nos guiara a la profundidad de la sierra de Durango, para llevar la urna al lugar exacto donde mi madre en el 1980 me solicito.
Cabe mencionar que el tren ya dejo de operar en aquella sierra por lo tanto nuestra camioneta Dodge RAM hará una porción del viaje mas de allí el resto tendrá que hacerse a pie. Pasaremos la noche en aquella sierra para regresar a la civilización el jueves en la mañana para de allí continuar nuestro viaje.
Este viaje, hasta el momento, ha sido emotivo por el sentimentalismo que significa, un hijo cumpliendo la ultima voluntad de su madre. Estoy dejando un precedente para mis hijas Faith y Claudia para cuando mi padre celestial me llame a sus brazos.
En la próxima nota les informaremos como nos fue.