Acuña, Coahuila
Durante mis tres años como Director del Colegio Americano de Acuña, un sin numero de veces observe que las problemáticas de los hijos en el área emocional eran un producto transferido de los padres. Me toco ver una situación de un miembro de nuestro equipo de ajedrez el cual llamare Javier. Los padres eran empresarios que arduamente trabajaban para tener la posición que tenían en la sociedad. Javier entro en mi vida cuando decidió jugar incorporarse al equipo de ajedrez y en menos de un ciclo escolar califico a la olimpiada estatal.
Mas algo extraño le pasaba a Javier – no sonreía.
Además el estudiante faltaba mucho a la escuela y cuando le preguntaba me contestaba que razones diversas que tenían que ver con el clima.
“Estaba nublado, estaba frio, iba a llover.”
Un día le pregunte a uno de los administradores sobre Javier y después de cerrar la puerta de mi oficina me conto la historia, Javier tuvo un hermanito que murió de cáncer.
Me quede estupefacto.
El niño era alumno del colegio, antes de mi administración, cuando murió y al pesar que había pasado más de tres años los padres se convirtieron en ultra protectores de los dos niños que les quedaban. El horror de haber perdido a uno de sus hijos literalmente afecto la completa crianza de los niños que criaron.
Completamente entendible el protegerlos después de algo tan aterrador pero el llegar hasta el punto de no dejar a los hijos ir a la escuela porque estaba nublado sobre excedía la protección que podría afectar a los hijos después.
Javier califico a la Olimpiada Estatal en el 2006 y no le fue del todo bien, pero algo positivo salió de esta experiencia, para empezar sus padres no fueron por razones de trabajo, pero en la última ronda mientras luchaba por la medalla de bronce – perdió. Ahora ¿en que podría ser bueno el hecho que perdió?
Lloro.
Lo abrazaba mientras lloraba al igual que mi esposa porque fue la primera emoción que vi en Javier en dos años que fue mi alumno de ajedrez.
Lloro y saco sentimientos que llevaba por mucho tiempo. Nos dio la oportunidad de abrazarla y nutrirlo emocionalmente. Después de su largo llanto, sonrió y se fue a jugar con los demás amigos del equipo de ajedrez del Colegio Americano.
Al siguiente año escolar me informo que deseaba ausentarse del equipo de ajedrez porque lo veía como un hobby y no quería participar competitivamente más pero se incorporo al equipo de futbol soccer, el producto final fue que se incorporo a un EQUIPO.
Esta historia que les acabo de compartir es sinónima a la mayor parte de los padres que tienen a sus hijos en el ajedrez y en mis viajes tengo muchas historias que contar del reproducción emocional de los padres pasadas a los hijos ajedrecistas – siendo yo uno de ellos.
Para comenzar la nota de hoy, los padres se apantallan pensando que al conseguir un Maestro FIDE sabrá que hacer en la educación ajedrecística de sus hijos, esto no es siempre cierto porque muchos maestros carecen de los conocimientos en como tratar emocionalmente al alumno. Es importante que aclare este punto porque en las Olimpiadas Nacionales y Abiertos he visto horrores de parte de Maestros FIDE al tratar con sus alumnos cuando han perdido. La parte de la crianza emocional la tenemos nosotros los padres, no el maestro FIDE.
Por lo tanto compartiré como educador, entrenador de ajedrez y padre de WCM Claudia Muñoz lo que en una década y media he aprendido sobre la formacion emocional de un ajedrecista.
1. MIEDO A PERDER
Todo ajedrecista infantil tiene miedo a perder porque saben la reacción que el padre tendrá al informarle de su derrota. Ellos saben que nos ponemos estéricos, molestos y por lo tanto el llorar es una manera de amortiguar el trancazo emocional que el padre pensaba darle pero que con las lágrimas se suavizo. Desde que Claudia comenzó dentro del ajedrez le explique que es un deporte y por lo tanto no se llora. A lo largo de los años ella a observado a los demás niños de su edad llorar y me preguntaba el porque. Le conteste que era cuestión de crianza porque el padre para a contentar al niño le ofrecía helados y oportunidad de ir a la alberca.
Tanto dolor para solo ver al ajedrecista en la piscina olvidado de la derrota.
Los niños son nuestros mejores psicólogos.
Mas internamente todo ajedrecista no tiene la intención de perder sino de ganar y las derrotas duelen. Me di cuenta con mi hija que este punto era real, MIEDO A PERDER. Un día decidí cambiar la estrategia de mis palabras y comencé a decirle que debería TEMERLE A NO GANAR.
Cambie MIEDO A PERDER por TEMOR A NO GANAR
Medita en esta frase por unos segundos y comprenda como alimenta las emociones. La derrota cría mas derrota y lo vimos claramente en el AMERICA durante el 2007-2008. Simplemente el América no podía ganar un partido dentro de Mexico, mas viajaba al extranjero para la COPA LIBERTADORES y ganaba. El América sabia que la prensa solo estaba listo para reportar que tan mal perdería el próximo juego, más del 50% de la afición iba a lo mismo, mas cuando viajaba al extranjero no llevaba esa carga. Más durante la misma temporada las Chivas del Guadalajara no perdía, la gente y la prensa iba para ver que tan larga racha de partidos llevaría haciendo lo mismo.
Los dos jugaban el mismo deporte de la misma manera pero con una mentalidad emocional diferente. Mientras la América perdía mas se sumía el equipo en una emoción preocupante que generaba más derrota mientras que las Chivas al ganar generaban una emoción positiva que generaba más victorias. Al pesar que las Chivas perdieran, sabían que era una de pocas porque estaba en una temporada en donde el ganar era un estilo de vida.
En octubre del 2007, Claudia llego al Campeonato Norte Americano de la Juventud para enfrentar a cuatro de las cinco jugadoras que cuatro meses anteriores la habían dejado en el sexto lugar de la Olimpiada Nacional.
¿Qué pasó en esos cuatro meses que después de un sexto lugar en la Olimpiada Nacional, Claudia ganara de manera INVICTA con cuatro de las cinco mejores de Mexico?
Emocionalmente Claudia sabía que estaba debidamente preparada, no había miedo de perder sino temor de permitir que la medalla de oro se le fuera. Este sistema no únicamente demostró ser excelente, o sea el cambio de palabras MIEDO A PERDER POR TEMOR A NO GANAR que se fue 25 partidas oficiales en torneos dela Federación Americana de Ajedrez, FENAMAC y FIDE totalmente INVICTAS.
Tenía temor que todo su trabajo quedara en la nada al no ganar. El ganar produce una euforia de continuar ganado. Esta mentalidad hace que Brasil o Argentina siempre encuentren una forma de ganar al pesar de ir perdiendo porque su estado emocional es una que esta acostumbrado a ganar.
2. NO SE TOMA EL TIEMPO EN UNA PARTIDA
Si nuestros hijos siguen cometiendo los mismos errores sobre el tablero o durante el juego continuamente – es una cuestión técnica de entrenamiento que requiere modificarse – no mas gritos y regaños.
Todos sufrimos el “es que no juega rápido”, pues claro es niño, si tu estuvieras en la misma situación harías lo mismo. El decirle al niño, “es que necesitas tomarte tu tiempo,” ya resolvió el problema.
¡Claro que no!
Si el decirle eso al ajedrecista fuera la solución ¿Qué no pensarías que todos lo harían? En lugar de darte cuenta que requieres modificar tu explicación de “COMO DEBERIA TOMARSE SU TIEMPO”. En una partida de 60 minutos se le debe explicar al ajedrecista que una partida promedio es de 45 movidas.
a. Cuando el reloj llegue a los primeros 20 minutos deberás llegar a la movida 15.
b. Cuando el reloj llegue a los 40 minutos deberás llegar a la movida 30.
c. Los últimos 20 minutos son para el juego final.
Esta metodología ayuda al ajedrecista utilizar un parámetro de cómo utilizar el reloj. Numerosas veces entrenamos utilizando varios parámetros de reloj para que Claudia entendiera lo que esperaba como entrenador. Claudia tenia este problema como todos los ajedrecistas infantiles lo tienen, mas lo supero a la edad de nueve cuando le costo la medalla de oro en el Abierto Nacional 2007.
En ese evento Claudia perdió en la tercera ronda en contra de Julieta Reyes de Jalisco en escasos 15 minutos en un torneo dos horas cuarenta movidas con una hora muerte súbita. Fue la única derrota que tuvo y por lo tanto gano la medalla de bronce siendo que derroto a medallista de plata y saco tablas con la medallista de oro. Como remedio inmediato en un torneo nacional pagado por el gobierno de nuestro estado, saque sus partidas de las primeras tres rondas, y dividí las movidas por la cantidad de tiempo que duro la partida. Esta operación matemática le ayudo a darse cuenta la cantidad de tiempo promedio que se tomaba por movida. Después de sacarle el tiempo promedio por movida con una explicación concreta que las ultimas tres rondas tendrían que ser jugadas a mi modo de ser siendo que las primeras tres fueron al de ella con dos victorias y una derrota – Claudia entro al molde del entrenador. Le explique los cinco o seis pasos que tomaríamos para garantizar que el problema de tiempo se resolviera en este torneo de una vez por todas. Les paso la estrategia con implementación:
1. Claudia anotaras cuanto tiempo tenia tu reloj a la movida 20.
2. Claudia anotaras cuanto tiempo tenia tu reloj en la movida 40.
3. Claudia cuando acabe la partida anotaras cuanto tiempo le quedo a tu contrincante y a ti en tu reloj.
4. Cuando salgas del salón del torneo no me dirás si ganaste o perdiste sino que simplemente me darás la hoja con la información que te pedí.
5. Sacare el promedio de tiempo que te tomaste en la primera mitad y segunda mitad de tu partida con el promedio por movida general de la partida, deberá coincidir con me reloj.
6. Después te preguntare si ganaste o perdiste.
Dicho y hecho entre la cuarta y sexta ronda del Abierto Nacional, Claudia incremento su estancia sobre el tablero de una hora a casi dos horas una partida. Un incremento de hora y media por partida ocasionando que entre mas analizara menos movidas hacia y mas rendimiento sacaba en el tablero.
El lector dirá,”Hay pero a que extremos llego, pobre niña.”
Querido lector, ante tal solución gano medalla en el Abierto Nacional y seis meses después se fue invicta en el Campeonato Norte Americano de la Juventud convirtiéndose en WOMAN CANDIDATE MASTER.
Lo lindo de mi sistema es que ya no lo hago, solo fue un torneo porque el resultado visto por Claudia fue mas que suficiente para incorporarlo a su forma de ser. Podría haberla amonestado durante todo el torneo o podría enseñarle como no hacer lo que estaba deteniendo su ajedrez de crecer. El sistema funciono porque Claudia tenía una responsabilidad que desempeñar durante el torneo, no una orden bajo amenaza de castigo.
3. NO NOS HACE CASO
Los gritos y regaños no son la solución.
El puro hecho que nosotros los padres somos más altos y grandes que nuestros hijos con la adición de gritos y regaños únicamente hacen que nuestras explosiones de enojo sacudan la poca confianza que el ajedrecista tenía.
El ajedrecista infantil YA SABE QUE LA REGO, el añadirle leña al fuego durante un torneo nacional no corregirá el error sino que lo hará mas grande. Es importante que coma padres y entrenadores PRIMERAMENTE SUJETEMOS nuestras emociones antes de querer corregir los errores del ajedrecista. Hay que recordar que son niños y jóvenes que requiere de alimentación emocional no del derrumbamiento del mismo.
No te sientas mal, todos lo hemos hecho, la prioridad es de parar esta conducta y utilizar los errores de nuestros hijos como OPORTUNIDADES para aprender y mejorar.
NOTA AL PUBLICO: Me gustaría dejar este espacio abierto para que tu como padre o entrenador me mandes una pregunta para contestarte en relación al entrenamiento emocional de tu hijo y te invito a que leas mi próxima nota sobre como entrenar espiritualmente a un ajedrecista, ese tópico va fuertemente enlazado con el actual y realmente nadie en el ajedrez habla sobre este punto.